EL ESTRÉS Y LAS DISFUNCIONES SEXUALES (Parte 3)



EL ESTRÉS Y LAS DISFUNCIONES SEXUALES* (Parte 3)


“La mejor parte del día es cuando me acuesto. Me duermo y comienza la fiesta”.
Federico Fellini, citado por John Baxter (“Fellini”, New York, 1984)

“He sido Rey mientras dormía, al despertar no ha quedado nada”.
William Shakespeare, Sonetos

 

 
Fussli, Pesadilla

ESTRÉS Y SEXUALIDAD

Ante la presencia continua y reiterada de eventos estresantes (sociales, económicos, psicológicos, vinculares, tóxicos, ambientales, etc.) se pueden producir disfunciones sexuales por distintos mecanismos: aumento del cortisol y de la prolactina (PRL), disminución de la testosterona y la DHEA, descarga adrenérgica (con vasoconstricción de las arterias del pene, escape venoso), contracturas y tensiones musculares, ansiedad y miedo, hipertensión arterial (HTA), disfunción endotelial.

Estas son las disfunciones sexuales más frecuentes que son producidas por la reacción del organismo a las situaciones estresantes:

1. Deseo Sexual Hipoactivo
2. Disfunción eréctil
3. Eyaculación precoz secundaria o adquirida
4. Dispareunia (coito doloroso)
5. Aversión sexual 

Mecanismos que se postulan para la producción de disfunciones sexuales:


1. estado adrenérgico: miedo, evitación, cierre de las arterias, vaciamiento venoso, tensión muscular, agresividad, ansiedad
2. estrés oxidativo, disfunción endotelial, menor producción de óxido nítrico –ON- (1era fase de la erección)
3. HTA
4. PRL alta
5. DHEA y testosterona bajas

La suba de la prolactina (hormona de la hipófisis), puede producirse en los estados de estrés, y funciona como una depresora de la función sexual, casi como que inhibiera la acción de la testosterona.

A su vez el aumento en la secreción de GLAE (sex- hormone binding globulin- SHBG) característica de los estados de estrés, neutraliza la testosterona, intensificando el “S.I.M” (Síndrome del varón irritable), es decir que intentamos simplificar con palabras, complejísimos proceso biológicos, que a medida que se van esclareciendo, nos llevan a establecer abordajes terapéuticos más eficaces como en este caso las terapias de reemplazo hormonal con gel de testosterona, así como otras medidas terapéuticas (dieta, actividad física, relajación, meditación, yoga).


FACTORES NUTRICIONALES

Café, té procesado y chocolates: contienen teobromina, teofilina y cafeína. Éstas afectan directamente a las glándulas suprarrenales, provocándolas para que produzcan adrenalina. Estas hormonas producen una elevación de la glucosa de la sangre.

El efecto rebote es la hipoglucemia con sus correspondientes síntomas: cansancio, falta de concentración, irritabilidad, mareo, temblores, debilidad. Por otro lado, el café le roba al organismo minerales como el magnesio y zinc, los cuales son nutrientes vitales para combatir el estrés.

Hidratos de Carbono simples: Esta sustancia tan consumida en nuestra sociedad aumenta desproporcionadamente la glucemia. El organismo segrega grandes cantidades de insulina, causando el efecto rebote o hipoglucemia. Ésta produce una estimulación de las suprarrenales que produce más adrenalina.

Alcohol: su ingesta excesiva inhibe la movilización del glucógeno hepático. Además, el alcohol interfiere con la absorción del zinc (fundamental para el control del estrés) y fomenta la absorción del plomo (un estresante) en el organismo.

Un cuerpo con poca hidratación padece más. Entre sus muchos efectos, la deshidratación causa que las glándulas suprarrenales produzcan aldosterona, la cual aumenta la absorción de sodio en la sangre, y el aumento de la presión arterial.

Hay que mantener una ingesta apropiada de vitamina E, complejo B, Magnesio, Cromo y otros oligoelementos; esto ayuda a que las hormonas relacionadas con el estrés no sean destruidas por el oxígeno. La vitamina C, célebre antioxidante, favorece la producción de hormonas suprarrenales, mejora su utilización y retrasa su destrucción. Evitan el estrés oxidativo.

Otros nutrientes importantes para fortalecer las glándulas suprarrenales son los ácidos grasos esenciales Omega 6 y 3, y el Betacaroteno. Cualquier deficiencia en nuestra alimentación de estos nutrientes puede debilitar nuestras glándulas suprarrenales y afectarnos negativamente en nuestra forma de enfrentarnos al estrés.



No saltar el desayuno, ni tener ingestas a horarios irregulares, evitar la falta de comida con proteínas y con exceso de hidratos simples.



Si el espacio entre comida y comida es muy largo (unas 4 ó 5 horas, o más), el organismo acabará agotando la glucosa en sangre. Una vez que esto ocurre las glándulas suprarrenales producen adrenalina y noradrenalina para estimular al hígado a que libere el glucógeno (glucosa) guardado, y así volver a regular los niveles de glucosa en la sangre.



LAS CRISIS ECONOMICAS



“Ningún mayor dolor que recordar los tiempos felices en la miseria”
(Nessun maggior dolore
che ricordarsi del tempo felice
nella miseria...)

Canto de Francesca da Rimini.
Dante Alighieri, fragmentos de “La divina comedia” (Circa 1307-1321).

Me preguntan, muy a menudo, si la crisis económica afecta la respuesta sexual de quienes la padecen, ya sea porque están desocupados, o han padecido una desjerarquización laboral o, en su defecto, porque deben dedicar más horas a su trabajo.

Sin lugar a dudas, un individuo exigido, angustiado o deprimido por la incertidumbre e inseguridad socioeconómica, puede ver afectado su erotismo. Si bien no estoy en condiciones de asegurar que, en la actualidad, existan más individuos con disminución del deseo sexual, una simple deducción podría llevar a esa conclusión.

De todos modos, la experiencia en el consultorio me ha permitido observar que el fantasma del desempleo afecta doblemente a los varones. Por un lado lo sufre quien está desempleado y, por otro, quien tiene trabajo pero teme perderlo. En este último caso suelen aceptarse condiciones que, en otros momentos, hubieran sido inaceptables, como la rebaja arbitraria del sueldo o el aumento de su jornada laboral y todo tipo de recortes en los derechos.

Esto lleva a la pérdida de la autoestima y a un derrumbe progresivo de la libido. De allí la depresión y los trastornos de ansiedades encuentran a un solo paso.

En el extremo opuesto vemos a quienes el trabajo les demanda una dedicación absoluta. En algunos de estos casos, los individuos erotizan otros aspectos de su vida: se libidiniza la profesión, el éxito, la imagen empresarial o profesional, la posesión de dinero, y se relega o relativiza el plano amoroso.

El homo faber ha triunfado sobre el dios Eros. Son aquellos que los norteamericanos llaman workaholics.

 

“Entonces ¿por qué toda esa angustia, tan insano correr tras el dinero,
el ansia de ostentar, humillando a los demás…?
¿Acaso has visto a alguien eternizarse en un trono,
has visto a alguien ser inmortal?
¿No es preferible tu cuerpo desnudo, divinamente desnudo?
Vive sobrio y sincero, huye de la hipocresía y del lujo,
vive simple como un cuello de mujer, sencillo como la mujer desnuda,
¡más bella así!”.


Rubaía (denominación persa de cuarteta), Omar Khayyam

Si bien hay situaciones estresantes (estresores) que no se pueden evitar, a veces porque son inesperadas, también debemos saber que podemos hacer algo para neutralizar, morigerar o disminuir la carga alostática, favoreciendo la resiliencia, entendiéndola como la capacidad de una persona para seguir proyectándose en el futuro y superando obstáculos a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves.
Algunas sugerencias antiestrés:

1. actividades físicas aeróbicas y anaeróbicas, algo que es fundamental pero a la vez tan difícil de hacerles entender de su importancia a los pacientes.

2. técnicas de relajación (ya sea las más simples o las del yoga, reiki o elongación)

3. masajes relajantes

4. baños de inmersión

5. desayunar

6. comidas variadas antiestrés: cereales integrales, poca carne, más pescados de mar, semillas, fibras, vegetales y frutas crudas, crucíferas, legumbres

7. preferir hidratos de carbono complejos

8. tomar dos litros de agua por día

9. dormir lo suficiente para no levantarse con sueño y agotado

10. poco alcohol (no más de 1-2 copas de vino)

11. no fumar

12. antidepresivos ISRS cuando sean necesarios, está estudiado su efecto de amortiguar los efectos neurodegenerativos del estrés

13. disfrutar del sexo y el erotismo

14. solucionar las disfunciones sexuales (en esto actualmente nos ayuda, en los casos de impotencia, el sildenafil, vardenafilo o tadalafilo)

15. controles médicos y de laboratorio periódicos. 

Si sabemos que varias de las situaciones que describimos antes son factores de riesgo para la disfunción eréctil (disturbios hormonales, vasoespasmos, HTA, disfunción endotelial, ansiedad, depresión, dislipemias, alteraciones en el mecanismo glucídico) entenderemos la importancia de estudiarlos detenidamente y tratar de amortiguar sus impactos.

“¡Que viva la vida, que viva el amor!”, como dicen que gritaba Don Pablo Neruda, desde su casa de Isla Negra, cuando veía pasar a una pareja de enamorados, eso también es defenderse del estrés. Y disfrutemos en el tiempo libre, “el tiempo sagrado” donde, mientras leo, medito o escucho música, no existe la economía, las finanzas, ni el “tiempo del trabajo”.

Defendamos la poesía recordando que, como decían los versos del poeta Walt Whitman, “las cosas del cuerpo son los poemas del alma, sostengo que son el alma”. Por ello les dejamos a todos los médicos, sometidos cotidianamente a fuertes estresores, unas bellas palabras del pintor Modigliani:



"Quisiera que mi vida sea un torrente fértil que recorra la tierra con alegría. Estoy lleno de ideas, y sólo necesito crear…Un burgués me dijo, hoy -con la intención de insultarme- que mi cerebro estaba siendo desperdiciado. Me hizo mucho bien. Todos deberíamos recibir un recordatorio como ese cada día".

Amedeo Modigliani (Carta a Ghiglia, 1898).

*Dr. Adrián Sapetti, médico psiquiatra, sexólogo clínico.
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