Los swingers (Parte II) |
¿Parejas liberales o swingers? * (Swinger: el que oscila, que cambia o se balancea de un lugar a otro, derivado de toswing: balancearse, oscilar)Lo semántico define lo práctico, pone en su lugar cada cosa y es bueno que en el plano sexual definamos cada variante por su nombre y, desde ahÃ, calificar las diferencias. ¨Swinger¨ es una pareja que practica el sexo con otras pero sin separarse, en el mismo espacio fÃsico, es decir, trasladando el placer de uno a otro mirando al ser amado gozar; es un rasgo muy importante porque define nuestro estilo de vida. En cambio la pareja liberal no necesita del otro, se toma libertad absoluta en el plano sexual, y por lo tanto los lÃmites son difusos. Pensemos: si salgo con otra mujer, la seduzco, hablamos, vamos a la cama y en ella somos dos, sin duda en ese juego se explora más allá de lo genital, no hay sólo sexo. Los swingers nos detenemos en el sexo y cultivamos lo afectivo sólo ligado a la amistad. No exponemos a la pareja y su unidad ni deseamos vivir individualmente nuestra sexualidad. Las parejas liberales son una decantación del ¨hippismo¨ de los setenta; en nuestro paÃs esta tendencia no tiene anclaje porque es de por sà compleja y a la larga crea riesgos. La posibilidad del enfriamiento de la intimidad de la pareja es uno de esos riesgos, y los celos por pensar que nuestra pareja no nos cuenta todo lo que hizo al salir con otro sin nuestra compañÃa. Un defensor de esta tendencia decÃa que los swingers practican una especie de ¨prostitución no monetarizada¨, es decir, si a ambos no les gusta por igual la pareja con la que estarán, una parte está haciéndolo forzado y de esa forma se prostituye para complacer al otro. Sin duda ese es un concepto simplista, es ver al sexo sólo en el plano estético; es decir, si la mujer con que estoy no es el ideal fÃsico que deseo, no es válido el intercambio. Pero los swingers vamos más allá del ¨sexo-imagen¨, creamos toda una situación de seducción que amplÃa la cosmovisión del sexo explorando otras sensaciones más allá de lo estético, construimos cada encuentro y aún los más genitales encuentran en la variedad el placer. Acordar con nuestra pareja la elección de otra es parte del juego, es la búsqueda de un equilibrio entre lo bello y lo sensual, lo carnal y lo sensorial. Hay piel con una persona cuando establecemos cercanÃa con ella, ahà detectamos el encanto. Ese juego lo hacemos juntos, lo que le da esa explosiva carga de complicidad en la pareja que es tan excitante como el sexo mismo. La pareja liberal no tiene esa oportunidad: juega en soledad y cuenta a su pareja sólo lo que le parece prudente contar; el resto de la historia no siempre la declara. Es la parte donde juega lo romántico, aspecto inexistente entre los swingers. * Daniel Bracamonte editor@entrenos.com.ar |