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La menstruación

Sergio, 32 años: ¿Tener relaciones con la menstruación daña al hombre?

Zulema, 28 años: ¿Se pueden tener relaciones con la regla?

Saúl, 45 años: En culturas primitivas se decía que si un hombre poseía a una mujer que estaba menstruando, eso le producía impotencia. No creo que sea cierto, pero yo tengo una cierta aversión en esas fechas. Total, hay 24 días en los que sí se puede.

Regina, 43 años: A mí me gustaría hacerlo durante la menstruación, pero mi esposo dice que le da asco.

Julia, 50 años: ¿Hay algún antídoto para un "gualicho" (nota del editor: filtro o elixir para el amor) hecho con menstruación?

Cacho, 31 años: ¿Es cierto que una mujer con la regla corta la mayonesa?

Miguel Angel, 40 años: ¿El período calma el deseo sexual de las mujeres?

Carlos, 38 años: ¿La mujer goza si tiene relaciones durante la menstruación?

Mitos y tabúes

El tabú de la sangre menstrual es algo muy difundido en casi todas las civilizaciones y desde tiempos remotos. Hay innumerables ritos y ceremonias alrededor de los días de regla; severas restricciones y gran cantidad de leyendas sobre los efectos perniciosos que produce en los varones y en el entorno una mujer que está menstruando. Simone de Beauvoir, en su excelente libro "El segundo sexo" da una lista variada y amplia sobre el tema. Cita como creencias en relación con la regla o menstruación (deriva de mensual):

¡No en vano los anglosajones llamaban a la menstruación: "the curse" (la maldición)!

De todas estas leyendas, muchas de las cuales aún hoy tienen vigencia, se desprende que estas construcciones masculinas evidencian un profundo terror ante la sangre que emana de los genitales femeninos, mostrando los miedos del varón ante los misterios que conlleva la condición femenina. De allí que, en muchas religiones, los tabúes menstruales sean tan severos.

El Levítico, por ejemplo, dice: "la mujer con flujo de sangre permanece 7 días en su impureza. Quien la toque será impuro hasta la noche". Y obliga a las mujeres a someterse a baños purificadores cada vez que dejan de menstruar. En otras sociedades, se las recluía o exponía sobre el techo de las casas, o eran enviadas fuera del pueblo, y se les impedía tocar alimentos con las manos.

¡No siempre todo tiempo pasado fue mejor!

¿Qué es lo que queda de estos mitos hoy en día? Por las preguntas que nos hacen y otras similares, vemos que muchos de ellos aún persisten.

Juanita, 75: cuando me vino el período por primera vez yo no sabía qué era; le pregunté a mi abuela y ella me dijo que estaba enferma pero que me iba a curar a los pocos días. Al mes siguiente cuando me volvió a aparecer la sangre me asusté mucho porque pensé que no estaba curada.

Décadas atrás, era bastante común que las madres nada dijeran a sus hijas sobre la llegada de la menarca (aparición de la primer menstruación), otras les explicaban con conceptos erróneos, oscuros y equívocos y, para muchas de ellas, como le pasó a Juanita, configuraba un hecho traumático, vergozante e intimidante:

 

Prohibición de contacto sexual

Entre los tabúes que circulan, el más riguroso es el de la prohibición de todo contacto sexual. La Biblia condena "a ser extirpado de entre su pueblo" tanto al varón como a la mujer que violen la prohibición. Las leyes de Manú son más severas aún: "la sabiduría, la energía, la fuerza, la vitalidad de un hombre que se acerca a una mujer mancillada por las excrecencias menstruales perecen para siempre".

La autora francesa agrega que "al hombre le repugna encontrar en la mujer a quien posee la temida esencia de la madre, y por eso se aleja sexualmente cuando ésta se dedica a su papel reproductor: durante las reglas, cuando está embarazada y cuando amamanta (...) la mujer impúber no encierra ninguna amenaza pero se vuelve impura desde que es capaz de engendrar".

Desde el punto de vista médico, algunos sostienen que, realizar la penetración vaginal, podría producir inflamaciones en la uretra del varón; otros sostienen que puede acarrear infecciones uterinas, debido a que cuando entra el semen arrastra bacterias que, al ascender y aprovechando que el cuello del útero está entreabierto, producirían infecciones del endometrio.

Lo cierto es que estas infecciones son poco frecuentes y, cuando aparecen, son benignas, salvo que el varón tenga una blenorragia, SIDA o una infección inespecífica seria, pero este es un hecho que contraindica las relaciones sin profiláctico en todos los casos.

La afirmación de Saúl de que "total hay 24 días hábiles para hacerlo sin sangre", se contrapone con el deseo de algunas mujeres de querer hacer el amor y sentirse aceptadas y queridas en "esos días", durante los cuales, por otro lado, pueden estar relativamente tranquilas, sobre todo las jóvenes, del temor a embarazarse. Es algo muy poco agradable sentirse rechazada por algo propio de la condición femenina y que, de ser algo digno de orgullo, pasa a ser motivo de desprecio por parte de los varones. Es cierto también que muchas mujeres viven con malestares de todo tipo los días previos a su menstruación (el síndrome de tensión premenstrual o PMSy los primeros días del sangrado. La fitomedicina (medicina herbaria) utiliza distintos elementos como el dong quai y el agnus castus para aliviar estos síntomas desagradables. De allí que esa frase peyorativa de "estar con la regla"(como sinónimo de mal humor) tiene su sostén en los cambios hormonales abruptos que se producen con su llegada periódica. En algunos casos con síntomas emocionales severos (trastorno disfórico premenstrual) hay que medicarlas con antidepresivos de última generación.

No merece mayores comentarios eso de afirmar que "el período calma el deseo sexual"; muy por el contrario, a veces lo aumenta: no es un símil del orgasmo ni lo reemplaza.

La menstruación se debe a que, cuando no se produce un embarazo, cae el nivel de hormonas, y la capa interna del útero se descama produciendo un sangrado de los vasos. Cuando las hormonas vuelven a subir su tenor en sangre, el endometrio (capa interna del útero) se recompone para estar receptivo a una nueva y posible anidación.

"Cada mes hace y deshace en ella una cuna; cada mes un hijo se prepara para nacer, y aborta en el naufragio de los encajes rojos..."
Simone de Beauvoir

Por último: si a uno o ambos miembros de la pareja no les agrada el contacto genital durante el sangrado, eso no les impide cualquier otro tipo de juego o variante coital; bien podrían, aprovechando la ocasión, dejar paso a la imaginación y a la creatividad.

* Para este artículo se extrajeron párrafos del libro "Sexualidad en la pareja",de Sapetti - Rosenzvaig (Editorial Galerna, 1987)