La consulta sexológica* (Parte II) | |||||
Es importante señalar que, al padecer un sÃntoma sexual, no significa que esa persona esté disminuida como ser humano, que funcione “a medias†también en otros campos. De allà que los términos impotencia o frigidez resulten en cierta manera peyorativos: es como si se relacionara ese sÃntoma con la disminución de las capacidades más amplias y variadas en otras áreas; pero la realidad es que siente que no puede, que hay algo en su cuerpo, en sus genitales, que lo paraliza, que lo enfrÃa. Los posibles factores intervinientes en la aparición de las disfunciones sexuales son distintos en cada persona; no es una enfermedad sino algo padecido por un individuo determinado, en determinadas circunstancias y muchas veces con determinada persona.
En la consulta con el sexólogo surgirá el momento de aparición del problema y el correlato ambiental y emocional que lo rodeaba, la ingesta de tóxicos (alcohol, drogas, cigarrillos, por ejemplo), de medicamentos, las enfermedades predisponentes o desencadenantes, los traumatismos y operaciones en la zona genital, la relación con la pareja y a veces, cuando existe más de una pareja, la aparición sintomática con una de ellas y no con la otra, la ignorancia sobre temas de sexualidad y la consiguiente creencia en mitos nocivos y erróneos, la inadecuación al momento vital (piensa que a los 50 o durante la menopausiadebe ser igual que en la adolescencia), como asà también la posible relación del sÃntoma con pérdidas padecidas (laborales, familiares, afectivas, económicas). Es fundamental estudiar los factores de riesgo para las disfunciones sexuales:
En la entrevista, en un clima de respeto, calidez y cuidado hacia el/la paciente, surgirá la necesidad, o no, de efectuar una serie de estudios complementarios, en especial en aquellos pacientes de más de 40 años en los cuales, estadÃsticamente existe una mayor incidencia de enfermedades orgánicas que pueden afectar su respuesta sexual.
En los casos donde se presume organicidad serÃa pertinente, además de un examen fÃsico y clÃnico, realizar análisis de laboratorio -rutina (los comunes de sangre y orina) y hormonales-; eventualmente, en varones mayores de 45, un análisis de PSA -antÃgeno prostático especÃfico- para la próstata; un estudio de las arterias peneanas o clitoridianas con flujo y tensiometrÃa por Doppler; si se presume algún problema neurológico se podrán pedir estudios neurofisiológicos (umbral sensitivo del glande, test de latencia del reflejo bulbocavernoso, potenciales evocados pudendos); un Monitoreo de las erecciones nocturnas o RigiScan, que consiste en que el paciente se lleva un aparato que se lo colocará durante dos noches y que registra las erecciones del dormir (en calidad, cantidad y duración). ¿En qué se basa este estudio?: todo ser humano, desde su infancia hasta su vejez, cuando duerme presenta perÃodos denominados REM (rapid eyes movement = movimiento ocular rápido) donde aparecen, en el varón, erecciones fisiológicas. Este perÃodo del dormir se acompaña de intensos cambios: movimientos rápidos de los globos oculares, producción onÃrica (sueños), aumento de la frecuencia cardÃaca y respiratoria y erecciones que tienen caracterÃsticas especiales en calidad y en frecuencia de aparición de acuerdo con la edad y la salud del individuo. Son las tÃpicas erecciones que aparecen cuando nos despertamos durante el sueño en medio de la noche o de las matinales que muchas personas asocian popularmente con el deseo de orinar o el dormir boca arriba (“se calientan los riñonesâ€). En realidad tienen que ver con la fase REM del despertar que es la más larga y, como coincide con un máximo llenado de la vejiga, la gente asocia ambas situaciones. Son las tÃpicas erecciones que se pierden cuando, al levantarse, terminan de orinar. Al sueño REM también se lo conoce como sueño paradojal porque es una verdadera ebullición del cuerpo, es como si uno estuviera en actividad de la vigilia. No obstante es fundamental para un buen dormir. Estas erecciones nocturnas y matinales se dan siempre y cuando no exista una alteración orgánica o medicamentosa que modifique los mecanismos de la erección (incluso en cuadros depresivos pueden desaparecer transitoriamente). Si durante las noches el paciente presenta erecciones, detectadas por el RigiScan, durante sus perÃodos REM, podemos suponer que su dificultad es funcional o psicológica y que no existen trastornos orgánicos importantes que justifiquen sus fallas erectivas. En el caso donde no aparezcan erecciones y el sueño haya sido normal debemos pensar que podrÃa haber alguna organicidad relacionada con las dificultades que el paciente presenta en sus relaciones sexuales. Las mujeres, en los perÃodos REM, presentan mayor lubricación vaginal y turgencia clitoridiana, a veces sueños eróticos e incluso vivencias orgásmicas. Otro estudio es el llamado Test con drogas vasoactivas o intracavernosas que consiste en la inyección, en los cuerpos cavernosos del varón, de substancias vasodilatadoras y relajantes del músculo cavernoso. Las medicaciones más usadas son papaverina, fentolamina y prostaglandina (PGE1) o una mezcla de las tres (Trimix). Allà se ve si consigue la erección con esta verdadera prótesis quÃmica y si se detectan espasmos vasculares o pérdidas (fugas) venosas. Estas medicaciones también se suelen utilizar para hacer el Doppler, o como tratamiento (intracavernoso o intrauretral), aunque desde la aparición del Viagra su uso terapéutico es notablemente menor. En las mujeres se puede hacer el Doppler con un gel de prostaglandina de aplicación local o con el uso del sildenafil vÃa oral.
Es importante destacar que un correcto diagnóstico sexológico, tanto en las disfunciones sexuales femeninas como masculinas, no insume demasiado tiempo, reiterando que en una gran cantidad de pacientes (p. ej.: en las fobias sexuales) casi ni se hacen estudios complementarios salvo tests psicológicos y sexológicos, algunos de los cuales pueden realizar en la sección Auto-tests.
* Dr. ADRIÃN SAPETTI |