DESEO SEXUAL DISMINUIDO * (Deseo Sexual Hipoactivo) Parte II |
Rafael y La Fornarina, Ingres (1814) La crisis económica afecta la respuesta sexual de quienes la padecen, ya sea porque están desocupados, o han padecido una desjerarquización laboral o, en su defecto, porque deben dedicar más horas a su trabajo. Sin lugar a dudas, un individuo exigido, angustiado o deprimido por la incertidumbre e inseguridad socioeconómica, puede ver afectado su erotismo. De todos modos, la experiencia en el consultorio nos ha permitido observar que el fantasma del desempleo afecta doblemente. Por un lado lo sufre quien está desempleado y, por otro, quien tiene trabajo pero teme perderlo. Esto llevarÃa a la pérdida de la autoestima y a un derrumbe progresivo de la libido. En muchos casos la convivencia puede enfriar el deseo sexual: la rutina, la chatura, el hastÃo, los conflictos conyugales pueden llevar a una inhibición del deseo sexual. Se puede seguir amando a la persona pero no verla ya como objeto de deseo. Muchos cónyuges mantienen relaciones sexuales sólo para cumplir con sus deberes maritales, pero no las desean ni las disfrutan. Pero no es una ley, como afirman algunos, que siempre se pierda la atracción sexual dentro del matrimonio: hay parejas que, sorteando las distintas crisis, han sabido mantener a flote su intimidad y siguen gozando a través de los años. Es común detectar un DSH encubierto en cuadros de impotencia, vale decir que el varón no tiene una buena erección porque, en realidad, no logra excitarse. Consultan por una disfunción eréctil pero esto es secundario a una ausencia de ganas. Saber diferenciarlas es importante porque la orientación terapéutica variará según sea una fase u otra la que esté alterada. Antes, la falta de deseo se asociaba a las mujeres que evitaban los encuentros, por tener dificultades en excitarse o en lograr el orgasmo. En la actualidad también algunos varones ponen excusas cuando son requeridos por sus esposas; es decir que, ante la falta de deseo, dan rodeos y no plantean el inconveniente. Muchos se escudan en el argumento del estrés o del cansancio laboral para evitar la relación; en cierta forma puede ser valedero, pero no lo es cuando se utiliza como pantalla para encubrir otro tipo de problemática. Respecto al DSH podemos señalar que también puede deberse a:
El tratamiento de la inhibición del deseo y de la fatiga sexual dependerá de la causa: no merecerá el mismo abordaje la inhibición sexual por un problema hormonal o aquella producida por el mal uso de psicofármacos, que la presente en los cuadros fóbicos, obsesivos o psicóticos donde, por lo contrario, el psicofármaco racionalmente indicado será necesario. En la debida a problemas situacionales o vinculares el tratamiento más utilizado y efectivo, a veces combinado con ayuda medicamentosa, consiste en una terapia sexualcorta -entre 10 y 15 sesiones-. En algunos casos, resulta bastante habitual, asà como provechoso, que se convoque a ambos integrantes de la pareja. No hay otra forma de comprender y de ayudar a los pacientes que se quejan de fatiga sexual que a través de una exploración desde todos los ángulos de su historia: escuchar todo, indagar todo, aunque nunca demostrando querer saber cualquier cosa que pueda lastimar el pudor. Este abordaje podrÃa acompañarse de un paso preventivo: la prescripción de un neurotónico contra la fatiga, como la sulbutiamina, que actúa en el sistema reticular activador. Una medicina reparadora que, sumada a un diálogo de consolidación con el facultativo, proporciona recursos adaptativos que son fÃsica y mentalmente beneficiosos; acortarán la recuperación y, por lo tanto, la reconciliación de la pareja, el ajuste de la relación, la reanudación de las actividades sociales, laborales o deportivas. En la práctica, las quejas respecto a una fatiga sexual son difÃciles de evaluar y de tratar ya que hacen surgir preguntas tabúes por parte de los profesionales y de los pacientes por igual. Lo cual hace indispensable preguntarles a nuestros pacientes si han notado algún cambio en su respuesta sexual. Hablar de inhibición del deseo y no de pérdida nos sugiere que, en realidad nunca está perdido del todo, sino que Eros espera resurgir con fuerza -cual Ave Fénix- de sus propias cenizas. * * Dr. Adrián Sapetti Kaplan H.: Trastornos del deseo sexual. Grijalbo, Barcelona, 1983. Masters WH, Johnson VE., Kolodny R.: Eros. Los mundos de la sexualidad. Grijalbo, Barcelona, 1996. Sapetti A.: El sexo y el varón de hoy. Editorial Emecé. Bs. As., 2001. Sapetti A.: Los senderos masculinos del placer. Editorial Galerna; Bs. As., 2006
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