Sonetos de amor |
Toma todos mis amores, mi amor, sÃ, tómalos todos. ¿Qué tendrÃas de nuevo que no poseyeras por adelantado? Ningún amor, amor mÃo, que pudiera llamar realmente amor. Todo lo mÃo era tuyo antes que tuvieses este exceso. Cuanto más se cierran mis ojos es entonces cuanto más veo, pues todo el dÃa se posan sobre cosas diferentes; pero cuando estoy dormido te contemplan en sueños y brillan en lo oscuro de las tinieblas. ¡Oh, tú, cuya sombra hace luminosas las sombras! ¡Benditos fueron mis ojos de contemplarte en el viviente dÃa, cuando en la noche mortal, la sombra indecisa de tu belleza aparece a través de un lánguido sueño a los ojos cerrados! Los dÃas se me hacen noches cuando no te veo; y las noches, dÃas resplandecientes cuando el sueño me muestra tu imagen. Asà te he poseÃdo como en un sueño adulador; he sido rey mientras dormÃa, pero al despertar no ha quedado nada. Sonetos a Mr. W. H. William Shakespeare, 1564-1616 Nota del editor: aunque muchos crÃticos y exegetas han querido silenciarlo y tergiversarlo, el genio de Avon le dedica estos hermosos sonetos de amor -quizás de los más bellos de toda la literatura universal- a Mr. W. H., un "hermoso y amado adolescente", de quien aun hoy se duda de su verdadera identidad. |