Gargantúa y Pantagruel* |
* FRANÇOIS RABELAIS (1494-1553) "Grandgoussier visitó a su hijo Gargantúa y mientras lo besaba y abrazaba, le preguntó toda suerte de cuestiones pueriles. Bebió con él y preguntó si lo habÃan mantenido limpio y pulcro. Gargantúa afirmó que no habÃa en todo el paÃs un joven que fuera tan limpio como él. -He descubierto, dijo Gargantúa, luego de largas y minuciosas investigaciones, un modo de limpiarme el culo. Es el más noble, el mejor y el más eficaz que nadie haya visto. Primero hagamos historia: una vez yo me limpié con una bufanda de terciopelo de una dama y lo que encontré es que su dulzura me procuró una gran voluptuosidad en el fondo del agujero. Otra vez con una caperuza de la misma dama y el resultado fue idéntico. Y otra vez con un sombrero de mujer de satén de color vivo pero, una sarta de porquerÃas de perlitas doradas que lo adornaban, me desollaron todo ahà atrás. ¡Que el fuego de San Antonio le queme el agujero del culo al orfebre que los hizo y a la dama que los portaba! También lo pasé mal cuando yo me limpié con un sombrero de paja emplumado a la Suiza. Bien, una vez que yo defequé detrás de un matorral, me encontré con un gato de marzo1, me limpié con él y sus garras me desgarraron todo el periné. Me curé a la mañana siguiente limpiándome con los guantes de mi madre bien perfumados de berga-mota2. Después yo me limpié con salvia, con hinojo, con anÃs, con mejorana, pétalos de rosa, con hojas de trébol, con trozos de ladrillo, con lechuga, con hojas de espinaca. Y, en realidad, no me sirvió de nada. Me limpié con los mercuriales y las ortigas, pero yo me cagué en sangre como un Lombardo italiano, fue entonces que me sentà lastimado, y me curé limpiándome el culo con mi bragueta. Después me limpié con paños, colchas, cortinas, carpetas, con una almohada, un tapiz de juego, con trapos, servilletas, un pañuelo, todo eso me procuró más placer que el que tienen los sarnosos cuando se los rasca. -¿Cuál es el mejor limpia-culo, el que más te gusta?, dijo Grandgousier. -Ya llegaré ahÃ, vas a encontrar enseguida la última palabra. Yo me he limpiado con el heno, la paja, la borra, con lana, con papel, pero… Quien el culo se limpia con papeles, de la basura dejará caireles. Escuchad lo que dicen los cagantes 3 mientras escriben textos en los muros de nuestros baños:"Asquerosos, el fuego de San Antonio los cocinará y quemará a todos si no se limpian sus agujeros abiertos antes de partir". ¿Y quieres un poco más?, dice Gargantúa. Aquà tienes un rondeau:"Mientras estaba cagando el otro dÃa, he olfateado -Hijo, tu estás lleno de buen sentido, pequeño buen hombre, uno de estos dÃas te haré nombrar doctor en la Sorbona, pues eres bastante avanzado para tu edad. Proseguid con tu propósito limpiaculÃstico 4. -Bueno-dice Gargantúa- ¿me pagarás una barrica de vino bretón si yo te cuento cuál es la mejor manera de limpiarse el culo? Antes que nada: no hay necesidad de limpiarse el culo si uno no tiene suciedad, y no puede haber suciedad si uno no ha cagado antes, entonces nos hace falta cagar, antes de limpiarnos el culo. -Después -retoma Gargantúa-, me limpié con un sombrero, un tapa orejas, una pantufla, una bolsa, una panera (pero, ¡qué desagradable limpia-culo!). Entre los sombreros me limpié con algunos de fieltro, de terciopelo, de tafetán, pero los mejores sin duda alguna son los que están hechos de pelo, absorben excelentemente la materia fecal. Después me limpié con una gallina, un gallo, un pollito, la piel de un ternero, una liebre, un pichón, un cormorán, con el saco de un abogado, con una cogulla, con una cofia. Para concluir, yo digo y sostengo que el mejor limpia-culo, es un ganso plumoso, metiendo su cabeza entre tus piernas. Créeme, sobre mi honor, que sentirás una voluptuosidad mirÃfica, debido a la temperatura y la dulzura de ese plumaje que causa el calor del pajarraco, que se comunica fácilmente de la tripa al culo y de otros intestinos, hasta la región del corazón y aquellas del cerebro. Y no creas que la beatitud de los héroes y semidioses que están en los Campos ElÃseos es porque tienen su asfódelo5, su ambrosÃa o su néctar, como dicen las viejas de por aquÃ. ¡Ellos tienen a mi opinión que se limpian el culo con un ganso bien plumoso!â€.
___________________________________________________________________ Nota biográfica de François Rabelais: escritor, médico y sacerdote, este genio de las letras, nacido y muerto en Francia, es quizás el más irreverente, escatológico, revulsivo y satÃrico de las letras de ese paÃs, comparable a nuestro Cervantes o al inglés Lawrence Sterne. El protestante Calvino no vaciló de tildarlo de “ateo y herejeâ€, y tal vez hubiera deseado llevarlo a la hoguera como hizo con Servet cuando se atrevió a decir que la sangre circulaba por las venas. Rabelais inventó palabras, giros idiomáticos, y expresiones, por lo que su traducción es francamente difÃcil, por ejemplo la palabra pantagruelisme de la cual deriva pantagruélico como sinónimo de una comida abundante, exageradamente copiosa; a la vez podrÃa ser algo grandilocuente, exuberante, desmedido, y todo eso se lo podrÃamos adjudicar a la personalidad del maestro y colega, el Dr. Rabelais. Para presentarlo tal vez sea mejor hacerlo con sus propias palabras, como bien dice en el prólogo de la primera parte de su Gargantua et Pantagruel. Asà se dirige a nosotros en La Vie trÄ—s horrificque du Grand Gargantua, pÄ—re de Pantagruel, livre plein de pantagruelisme: A LOS LECTORES "Amigos lectores que leerán este libro, despójense de toda pasión y no se escandalicen al leerlo no contiene mal ni corrupción; es verdad que no encontrarán nada de perfección salvo en materia de reÃr; mi corazón no puede elegir otro sujeto a la vista de la pena que los mina y los consume. Vale mejor tratar de reÃr que derramar lágrimas, porque la risa es lo propio y noble del alma.†François Rabelais (circa 1534) |