Súplica para un aplazamiento, de Petronio |
Todo es demasiado rápido, todo acaba enseguida... El ritmo apresurado, el jadeo, el desmayo final, el súbito aquietarse de la llama y el ardor, los miembros flácidos y el desvanecimiento del deseo. Sepamos dominarlo, que el amor ha de ser más que el celo animal de un perro vagabundo. Demoremos el instante, sepamos aguardar antes de perder todos los sentidos y pasar a la consumación de lo que mejor serÃa preservar. Que los labios y las manos hagan cuanto necesitamos para satisfacer todas las demandas. Que las bocas ansiosas y las lenguas traviesas apacigüen nuestros más hondos deseos hasta que... hasta que.... Nota del Dr. Sapetti: Petronio fue un escritor romano del siglo I de nuestra era. Aunque dedicaba el dÃa al sueño y las noches a los placeres (fue conocido también como el “arbiter elagantorumâ€), como gobernador de Bitinia fue un activo y prudente administrador. ¡Qué épocas aquellas donde los gobernantes podÃan ser cultos y refinados! Se encargó de describir los vicios de Nerón y según parece despertó los celos de éste, anticipándose a su anunciada ejecución cortándose las venas en un baño caliente. Se cuenta que una de sus últimas sentencias, dedicadas a Nerón –que tenÃa veleidades artÃsticas y de poeta- fue: “puedo tolerar muchas cosas pero jamás el mal gusto de tus versosâ€. Es autor de una obra brillante llamada “Satiricón†(que Fellini llevó al cine) donde describe las costumbres de su época a través de las aventuras de un liberto griego en Italia. |