Historia sexual de Horacio (28 años) | ||||
![]() Infancia
Recuerdo estar masturbándome en diferentes circunstancias, aunque no muchas: debajo de mi escritorio, en la cama de mi abuela, etc. Tengo la sensación de que mi mamá en un momento quiso tocarme, aunque no recuerdo muy bien ese momento; sólo recuerdo que fue traumático pero no fue una violación ni mucho menos: me encerré en mi cuarto y me mantuve haciendo fuerza contra la puerta para que no entrase. Aún siendo más chico, le gané en fuerza y no pudo hacerlo. En el colegio recuerdo la primera vez que una chica gustó de mí: no le llevé el apunte. Fue en 6º grado. En ese momento un juego en el colegio era tocarles la cola a las chicas: no sé si lo hacía porque me gustaba o para seguir el juego general. En todo este período nunca tuve novia, ni ganas de tenerla, ni tuve mi primer beso, ni nada de lo que comúnmente ocurre en esta etapa. Adolescencia
En 3º sentía rechazo por las mujeres: las consideraba seres inferiores. Luego desistí de esa idea (falsa), todo siguió su curso normal: nada de nada de nada. Ni pérdida de virginidad, ni primer beso, ni ninguna otra cosa relevante para contar. No me acuerdo de masturbarme o lo hacía esporádicamente. Juventud
A los 26, cansado de ser virgen, quise debutar, intentándolo con una prostituta: fuimos a un hotel alojamiento y, por más que ella lo intentó, no pude lograr una erección. El problema no fue que no pude lograr una buena erección sino que ¡no pude lograr una erección en absoluto! Al cabo de unos meses, intenté con otra prostituta en un burdel: no logré ni una erección ni nada, aunque la “chica” del momento también hizo lo necesario para que lograse una erección. El problema en ambos casos es que no sentí en ningún momento la “presión”, o la tensión porque no se erectaba. Estaba tranquilo, tratando de disfrutar, y sin embargo nada pasó. Ahora pienso que esto fue por mi falta absoluta de deseo. Ignoro si tengo un bloqueo emocional o realmente no tengo libido suficiente. Pero creo que no es (o no es “todo” el problema) un problema de presión. Comencé a informarme sobre sexo y me di cuenta de que sufría un problema en el prepucio: no podía retirarse para atrás convenientemente. Esto hacía que debiese usar gel lubricante en mis masturbaciones. Al principio mi médico consideró que era por tener el frenillo muy corto. Sin embargo, a pesar de cortarlo en una intervención quirúrgica seguí teniendo problemas con el prepucio, aún sin frenillo, por lo que decidí consultar a otro especialista y me sugirió realizarme una “postioplastia” (retiro del prepucio, como la circuncisión), que finalmente hice. Los resultados fueron buenos y malos. Logré evitar el gel lubricante en mis masturbaciones, pero ahora ni de lejos puedo eyacular 4 veces como antes. Ya la segunda me cuesta, y ni que hablar de una tercera. Además, perdí sensibilidad en la zona inferior del glande, zona que antes de la operación me producía muchísimo placer. Perdí interés por la masturbación y ahora la realizo cada tanto, más por obligación (me desagrada la idea de no masturbarme nunca) que por deseos. Con respecto al resto, la misma tónica de siempre: ni deseos, ni mujeres, ni primer beso, ni pérdida de virginidad, nada de nada. ![]() Primer encuentro: A pesar de verla desnuda, de tocarla y de que me tocase, no logré una erección en absoluto. Eso me desconcertó de sobremanera, puesto que yo creía que en las anteriores oportunidades había fracasado porque eran prostitutas y la presión era muy alta. No supe que hacer, y balbuceé que todavía era muy pronto y que estaba muy nervioso. Zafé, puesto que “los nervios” son una razón válida para no poder lograr una erección, pero me preocupé mucho. Segundo encuentro: Ya más precavido, tomé Viagra y decidí que si no lograba una erección, en el mientras tanto iba a realizar juegos previos como caricias y sexo oral para no pasar por lo mismo que la primera vez. Estuvimos durante 2 horas aproximadamente. La primera no logré nada, por lo que le practiqué sexo oral, lo que a ella le gustó sobremanera (y yo salí bien parado). Luego, por razones totalmente desconocidas, logré una erección. Automáticamente la penetré para no perderla. Seguí durante no más de 30 segundos, aún controlándome, cuando eyaculé. No sentí ningún placer. Luego, seguí con las caricias y besos. No sabía si habría una segunda erección (no la hubo). Aquí gané porque la llené de caricias, la penetré y eyaculé. Creo dejé una buena impresión, aunque íntimamente supe que no había resuelto ningún problema. Seguía con problemas de erección y de falta de deseo. Tercer encuentro: Tomé Viagra nuevamente y al principio se reiteró lo anterior. En la primera hora no hubo erección. Luego la hubo y por no querer perderla, le sugerí que me practicase sexo oral, cosa que hizo. Cuando declinaba, yo mismo tomé cartas en el asunto y me masturbé lo suficiente para eyacular en su boca. Luego siguió habiendo muchas caricias. Ella se calentó sobremanera pero no había forma de que yo lograse una erección, aún si ella me estimulaba manualmente. Actualidad Aquí es cuanto decido consultar a un especialista, pues es evidente que tengo un problema que realmente quiero resolver. Quiero disfrutar de una sexualidad plena, pues sé que hay toda una parte del mundo que me estoy perdiendo, y que es necesaria para un desarrollo y madurez psicofísica integrada y armoniosa.
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