Desde tiempos inmemoriales
dicen y repiten
que allá,
en la promiscuidad del ParaÃso,
hay magnÃficas mujeres excitantes,
y mucho vino, mucho queso, mucha miel,
y otras delicias...
RubaÃa (denominación persa de cuarteta) 176
No bebo vino por el simple gusto de emborracharme
ni por vicio, falta de fe
o con idea de ofender la moral,
como pregonan los hipócritas
en el palabreo de sus sermones.
Quiero apenas respirar,
olvidar mi alma.
Solamente por eso
bebo y me embriago.
RubaÃa 150
OMAR KHAYYÃM, Las Rubaitas
Es cierto que a la ingestión moderada del vino, especialmente del tinto, se le atribuye un efecto benéfico sobre el aparato cardiovascular y un aumento de las HDL (lipoproteÃnas de alta densidad) cuya función es la de llevar el colesterol al hÃgado para que se metabolice, de allà su denominación popular de "colesterol bueno". TendrÃa demás una acción antiagregante plaquetaria (algo similar a la aspirina) haciendo más fluida la sangre. Es interesante destacar que estos efectos no son atribuibles al alcohol sino a algunas sustancias - polifenoles, p.ej. - presentes en los buenos vinos tintos (particularmente en el Cabernet Sauvignon) ya que no se observan con otras bebidas como la cerveza, el whisky y los queridos blancos.
Amén de ello, el vino es conocido desde tiempos inmemoriales, desde sus lejanos orÃgenes, tal vez en Persia (Chiraz o Syrah), como un tónico y euforizante que alegra los espÃritus bienaventurados y hay quienes afirman que la vida sin vino no tendrÃa sentido. Pero no se pueden dejar de destacar algunas omisiones y equÃvocos: mal que les pese a los adoradores del vino hay que aceptar que una acción de tipo circulatoria y preventiva de los accidentes cardiovasculares, como algunos sostienen, sólo se da con consumos moderados o bajos.
Ustedes se preguntarán: ¿qué es eso de moderado?. Lo que es pornografÃa para unos puede ser la risa del genio para otros, nos decÃa D. H. Lawrence. Lo que es mucho para mà podrÃa ser nada más que el comienzo de una libación para algún otro degustador. La medida, y lo digo con pena y dolor, es de una a dos copas por dÃa y, desgraciadamente, con la mayor ingesta no aumentan los beneficios. Por otro lado, y ustedes pensarán que soy enemigo del colega (además de poeta, arquitecto, matemático y astrónomo, practicó la Medicina) Omar Khayyám - oriundo de Persia, como el vino-, hay ciertos cuadros donde el vino debe ser restringido o suprimido: obesidad marcada, úlcera gastroduodenal y gastritis, personalidades adictivas, alteraciones hepáticas y neurológicas. Algunos vinos perjudican a los gotosos ya que aumentan el ácido úrico, los que tienen diabetes o triglicéridos altos deben restringir las cantidades y está contraindicado con el uso conjunto de psicofármacos. El abuso del consumo del alcohol también puede traer deterioro en la actividad sexual (si quieres beber, bebe; pero si quieres hacer el amor, larga la botella, decÃa el escritor Charles Bukowski, gran pendenciero y bebedor). Además, y es algo que no se cumple mucho en nuestro paÃs: no se deberÃa manejar un auto si se bebió antes. En los tiempos del Viagramuchas veces me preguntan si pueden tomarlo con bebidas alcohólicas y en general la respuesta es negativa puesto que podrÃan aparecer efectos hipotensivos. En todo caso el consenso es que el médico nunca podrÃa indicar una asociación de medicamentos con vino u otras bebidas alcohólicas, incluso no deberÃa aconsejar el uso del vino con finalidades terapéuticas.
Muchos pacientes eyaculadores precoces o fóbicos me manifestaron que usaban el vino para retardar el orgasmo o enmascarar los temores, respectivamente: pero considero que es un pésimo recurso, ya que es un paliativo inadecuado y poco aconsejable. Además de esa manera ayuda a mantener la problemática (a veces sumando otra), sin resolverla.
Por otro lado nunca debemos olvidar que hay otros factores más importantes para disminuir el riesgo cardiovascular que tomar vino: realizar técnicas anti-estrés, actividades fÃsicas, dejar de fumar, modificar la dieta disminuyendo las grasas saturadas (manteca, cremas, yema de huevo, fritos, carnes grasas, chocolate) y aumentando las llamadas poliinsaturadas presentes sobre todo en los pescados, frutas secas (almendras, nueces, semillas de girasol y de zapallo), aceites vegetales (oliva, sésamo, girasol, maÃz, uva). Entre ambas fracciones de grasas deberán mantener una relación proporcional, de allà que en los EE.UU., frente a la alta incidencia de patologÃa cardiovascular, de lÃpidos altos en la sangre (colesterol y triglicéridos) y de obesidad (con sólo hacer una recorrida por los parques de Disney se podrá corroborar esto último), ha habido una violenta aparición de comidas y alimentos - lácteos, carnes y reposterÃa hasta incluso huevos, helados y chocolates - que son low fat o non fat o fat free, como se prefiera, y que consiste justamente en el reemplazo de las grasas saturadas por las poliinsaturadas (p.ej. los llamados Omega-3, aceites de pescados marinos que también se consiguen en cápsulas) o por la disminución de ambas.
Asimismo se puede inferir una acción antioxidante del vino por la relativa captación de los llamados radicales libres, que son actualmente los malos de la pelÃcula por su acción envejecedora, generadora de tumores e inhibidora de las defensas. Es bueno saber que sólo con el maravilloso producto de las vides no alcanza, sino que hay que agregar cereales, fibras, frutas y vegetales crudos (especialmente las crucÃferas: repollo, coliflor, bróccoli, repollitos de Bruselas) en forma generosa y cotidiana y, en ciertos casos, será necesario suplementar con otros antioxidantes como la vitamina E, el betacaroteno y algunos minerales. En bebedores consuetudinarios, habrÃa que agregar vitaminas del complejo B y protectores hepáticos como la silimarina y el ácido tióctico.
Conclusión enólica: sigamos disfrutando del vino, con cuidado en ciertas dolencias, en forma moderada en nuestras horas tranquilas; con generosidad en los momentos propicios y dionisÃacos, degustando siempre con la felicidad que nos produce esa bebida maravillosa llamada vino.