¿Las terapias sexuales versus psicoanálisis? (Parte I) | |
Definición Las (Psico)Terapias Sexuales entran, a nuestro entender, en el campo de las Psicoterapias Focalizadas, de objetivos limitados. Planteamos esto porque nos sirve para enmarcarlas y definirlas no como algo atÃpico y fuera de todo marco teórico (sólo basadas en el uso de unas cuantas técnicas probadas como eficaces) sino en un marco ideológico que, pudiendo ser variable de acuerdo a la formación del terapeuta, las sustenta y permite su instrumentación de manera sistemática y planificada. Hablamos de la formación del Terapeuta ya que, éste podrá tenerla predominantemente psicoanalÃtica o gestáltica, tanto como conductista o sistémica, aunque luego sus intervenciones técnicas se alejen de la ortodoxia. PodrÃamos definirlas entonces como Psicoterapias breves, entendidas asà porque abarcan un lapso de unas 10 a 15 sesiones en la mayorÃa de los casos, con baja frecuencia (semanal o quincenal), focalizadas (ya que recortan el sÃntoma tratando de definir el problema con la mayor claridad posible), de objetivos limitados puesto que procuran la remisión sintomática, con un abordaje de la pareja desde un punto de vista sistémico, con la implementación de múltiples recursos técnicos:
Esta polémica zanjada en casi todo el mundo aún hoy la escuchamos con respecto a las Terapias Sexuales, especialmente desde la ortodoxia, ya sea freudiana o lacaniana. Pero lo que no resuelven algunos psicoanalistas lo resuelven los mismos pacientes: ellos no suelen esperar tanto y se autoderivan o abandonan los tratamientos que no tienen en cuenta su problemática sexual. En el lado opuesto hoy vemos que muchos analistas nos envÃan sus pacientes, habiendo perdido, entre otras cosas, el miedo a que el paciente se le fuera por derivarlo al Sexólogo (de la otra manera algunos veÃan que cansados de esperar lo irrealizable, desertaban sin mayores explicaciones).
En los varones las consultas más frecuentes son:
Un hecho digno de observarse es que ciertas depresiones larvadas, reactivas, comienzan a manifestarse por algún sÃntoma en el área sexual: disminución del deseo, menor respuesta erectiva, dificultad de llegar al orgasmo. Sólo en el curso de las entrevistas diagnósticas, y aún algo después, el sÃndrome depresivo irrumpe claramente. Lo remarcable es que al no ligar el sÃntoma sexual con esa depresión subclÃnica aquél va reforzando aún más la baja de la autoestima y la pérdida de confianza, con aumento de la vivencia displacentera. |