De cómo fracasar en terapias sexuales* (Parte II) | |
*Por el Psic. Roberto Rosenzvaig y el Dr. Adrián Sapetti Texto adaptado y corregido del artículo publicado en la Revista de la SASH, año 3, nº 1, septiembre 1989, Bs. As.Continuando con estas guías que muestran cómo se puede fracasar en Terapias Sexuales daremos unas que nunca fallan: CONSIGNAS INFALIBLES Aquí tenemos algunas consignas más elaboradas que no deberá descuidar en su camino al fracaso terapéutico:* Considere a la dificultad sexual como un síntoma menor para el cual no es necesario saber de técnicas en Psicoterapia de pareja, ni lo que piensan otras escuelas sean éstas psicoanalíticas, gestálticas, sistémicas o compartamentales. * Desestime la importancia de mantener cierta coherencia en su encuadre teórico y técnico, pues su inteligencia y capacidad de síntesis le han de permitir tomar de cada escuela los ingredientes necesarios. * Establezca que todo es psicológico, por lo tanto, despreocúpese de averiguar los llamados factores orgánicos, no sea cosa que una consulta o derivación, aunque oportuna, lo ponga en riesgo de perder su paciente. * Apresúrese a encontrar en el paciente lo que usted leyó en los textos consultados, y si él se empecina en no amoldarse a estas categorías, esté usted completamente seguro que puede deberse a resistencias, baja capacidad de insight y escasa comprensión de sí mismo, por lo tanto, insista por todos los medios en hacerle entender lo que usted ve y él no. * No supervise. Son tan fáciles y breves estas terapias que se hace innecesario todo tipo de control. * Es fundamental, si es posible en la primera entrevista, bombardear con múltiples tareas al consultante. Si las cumple, felicítelo calurosamente y déle otra buena tanda de tareas que son las que mecánicamente lograrán la resolución del síntoma. Trate de ser rutinario y de estandarizar al máximo sus recetas. * Si el paciente se aleja de estas indicaciones, insista con las mismas y/o márquele sus aspectos resistenciales con un tono admonitorio, no trate de comprender el motivo de esta presunta resistencia. Es el paciente el que se tiene que amoldar al programa terapéutico y no al contrario. * No contrate con el paciente objetivos claros de tratamiento y opere como si cada sesión fuese una unidad en sí misma y no una parte de una cadena- secuencia. * Trate de soslayar por irrelevante el vínculo que se establece entre usted y los consultantes, llámese alianza de trabajo, transferencia o empatía, no las tenga en cuenta y aténgase exclusivamente a los objetos sexuales despersonalizados que son esos pacientes. * Como usted es una persona liberada de prejuicios e inhibiciones pregunte e inquiera crudamente, hasta con tono inquisitorial, sobre todos y cada uno de los detalles de la intimidad de esos pacientes, lo más rápidamente posible, pues la verdad destierra los mitos sexuales. * En una pareja visualice las conductas sexuales como hechos individuales y no como resultado de una interacción, por eso trate de aliarse con el que usted estima que es el más flexible sexualmente de los dos, amén de solidarizarse con la pobre persona que debe soportar al que no puede ni sabe. Enójese convincentemente cuando el torpe e inepto paciente no entienda sus acertados consejos para cambiar. * Crea a pie juntillas que los consultantes, por el hecho de concurrir a las entrevistas, ya están dispuestos, abiertos y adecuadamente motivados para el cambio, por lo cual usted no debe hacer ninguna maniobra específica para aumentar o mantener esta motivación, ni trate de establecer las dificultades o desventajas de dicho cambio. * Ignore que existen específicas indicaciones terapéuticas para las Terapias Sexuales. Frente a la posibilidad de recibir pacientes con distintas estructuras psicopatológicas no se complique la vida y siga actuando de acuerdo a su normativa y plan disciplinado de tareas, ya que lo mismo vale para una estructura fóbica que para una obsesiva, para una histeria o una depresión. * No tenga en cuenta cuando usted se coloca en ideal del yo; modelo que debería seguir el paciente para resolver sus dificultades sexuales y de su vida en general. Hable de sus experiencias personales como referentes válidos. * Ignore que existen colegas que desde otra perspectiva teórica y técnica pueden ayudar a colaborar con otra visión en el proceso terapéutico. * Si el paciente no modifica su problema -pero por alguna extraña razón que usted ignora aún no lo ha abandonado como terapeuta- no se detenga a pensar que es usted el que puede estar equivocándose y sugiera que tal vez debieran abordarse otras conflictivas más generales, a través de una terapia más abarcativa y profunda, es decir una verdadera psicoterapia, de ser posible (por supuesto) con usted como protagonista. Si ha podido lograr esto, ahora dígale al paciente que, en rigor de verdad, éste es “el comienzo del real tratamiento”.
CONCLUSIONES
Si decide probar estas sugerencias en sus propios tratamientos a título puramente experimental, ya que descontamos que ninguno de los terapeutas lectores ha cometido semejantes errores, le auguramos una conmovedora experiencia y le deseamos el mejor de los éxitos en sus fracasos terapéuticos. Bs. As., noviembre de 2006 |