Ansiedad y disfunciones sexuales* (Parte II) | ||||
MIEDO A FRACASAR Errar (fallar) es humano. Aunque para muchos el dicho popular no tiene cabida en el aspecto sexual, basta con que tengan una sola pérdida de la erección para que sientan que han fracasado como varones. Son parte de la cultura machista que hace que se dramatice al máximo un contratiempo masculino y que el temor al fracaso pese como una espada de Damocles.El miedo a que el fracaso ocurra también podrÃa verse como la anticipación del mismo. El varón teme no obtener una buena erección y es esa misma ansiedad (quizá basada en que alguna vez le ocurrió) la que dificulta aún más el éxito del intento, su estado de nerviosismo puede desembocar en una impotencia o en una eyaculación rápida. La anticipación de un posible fracaso seÂxual es quizá uno de los motivos más frecuentes de impotenÂcia. Es el caso del varón, que luego de un episoÂdio ocasional de trastorno eréctil, hecho que es entendible y normal, magnifica este fracaso temiendo que sea definitivo y permanente. La erección se puede perÂder durante el acto, debido a que los múltiples factores que intervienen pueden ser afectados en algún momento del encuentro sexual. Al atormentarse preguntándose si eso le volverá a ocurrir sólo consigue una anticipación de su anÂsiedad frente al acto. Asà comienza un cÃrculo viÂcioso caracterizado por temor a fracasar —posteÂrior disfunción, que genera mayor ansiedad y miedo al fraÂcaso, y asà sucesivamente—. En la experiencia clÃnica se ve que aquellos hombres inseguros, exigentes, perfeccionistas y altamente competitivos son los que toleran menos un fracaso sexual transitorio, transformánÂdolo en algo más grave y reiterado.
Como consecuencia del temor a fracasar es común que los varones comiencen a esquivar el encuentro amoroso valiéndose de excusas diversas. A otros los asaltan dudas acerca de su hombrÃa y se plantean si no les habrá emergido un homoerotismo latente. También están los que comienzan a recelar algún problema grave de salud. La cuestión es que de un fallo ocasional, magnificándolo, todo se convierte en un drama.
Al pasar el umbral de los 40 muchos hombres lo sienten como un condicionante psicológico negativo que, sumado a los cambios fÃsicos, suele ser disparador de conflictos. Por atravesar esta década se sienten verdaderos fracasados y comienzan una etapa de balance donde el resultado lo perciben netamente desfavorable, aunque hayan tenido éxito en sus vidas: les pesan las cosas que no consiguieron, las oportunidades que creen haber perdido, la fortuna que no lograron ni lograrán. Comienzan a conectarse con la idea de su propia muerte -la castración por excelencia- siendo conscientes, por primera vez, de su finitud, lo que se agrava si han muerto sus progenitores; un paciente, luego de morir su padre, me decÃa: "hasta la muerte de mi papá jamás habÃa pensado que yo también me iba a morir, sÃ... sabÃa que yo era mortal, pero desde lo teórico; ahora lo siento encarnadamente, tengo la certeza de que eso me va a ocurrir, y me da miedo". Todo esto lleva al varón a una crisis -de la mediana edad de la vida- donde la libido puede verse afectada sintiéndose amenazado por el temor de fracasar sexualmente. Después de los 50 el porcentaje de fracasos, considerados estos como la imposibilidad o dificultad de lograr un coito satisfactorio, es sensiblemente mayor. Lo que ocurre es que en esa etapa la erección tarda más en conseguirse, son muchas las veces donde no se consigue o necesita más estÃmulo directo para alcanzarla. Una vez que eyaculó requiere de perÃodos de tiempo más prolongados para volver a erectar. El individuo que acepta estas limitaciones buscará disfrutar más de los juegos preliminares, asà como de otras variantes sexuales. Mientras que habrá otros que comenzarán a hacerse planteos existenciales: "¿qué me pasará que ya no funciono como antes?â€, "¿será que esto es definitivo: el comienzo de mi declinación", son preguntas habituales. Pero una adecuada orientación permitirá aceptar el paso del tiempo y comprender que crisis existenciales y emocionales, exigencias elevadas del desempeño masculino, depresiones y pérdidas, tanto como la diabetes, la secuela de muchos años de tabaquismo, los problemas arteriales, la hipertensión, ciertos medicamentos, desequilibrios hormonales, por citar sólo algunos ejemplos, explican la aparición de determinadas dificultades eréctiles. El miedo al fracaso puede manifestarse no solamente como temor a la mujer desde el punto de vista corporal, sino como una manera de eludir compromisos afectivos. Algún tipo de disfunción a la hora del coito es una manera de cortar una relación y de esa manera evitar responsabilidades. Hay varones que también temen a las mujeres con mucha iniciativa, que son maduras y abiertas a una propuesta interesante o inteligente por parte del compañero; éste piensa que no podrá satisfacerla y eso lo acobarda. Si alguien vive obsesionado por la ansiedad por el rendimiento y el temor a fracasar, a no rendir frente a una mujer, se convierte en un ser evasivo, que no incita a su pareja a hacer el amor y, cuando ella lo hace, siempre está cansado o lo posterga para más adelante. El miedo no siempre es confesado por quienes lo sienten, aunque a veces poder explicitarlo permite exorcizar los fantasmas. Todo varón puede tener, aunque sea excepcionalmente, problemas en la erección, en la eyaculación o en el deseo. Nosotros hablamos de una verdadera disfunción eréctil cuando las fallas superan un 25 % del total de los intentos. De todas maneras entendemos que los cuadros de impotencia constituyen una de las situaciones más dolorosas que afectan a los hombres. Para la gran mayorÃa la erección es sinónimo de capacidad para practicar o disfrutar el acto sexual tanto como una manifestación de hombrÃa. Por eso la pérdida transitoria o repetida de la rigidez es considerada como señal de declinación y un estigma para la virilidad. ALGUNAS SUGERENCIAS Por ello, cuando alguien se obstina en el momento donde siente que está tenso y supone que va a fracasar, es mejor:
* Dr. Adrián Sapetti- Psiquiatra. Sexólogo clÃnico. Director del Centro Médico Sexológico. International Member of the American Psychiatric Association (APA). Presidente de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (SASH). Santos Dumont 3454, 3ro "20" (1427) Capital Federal - Argentina Tel.: 4552-0389/ Telefax 4555-6865 - E-mail: asapetti@websail.com.ar Nota: este artÃculo continuará en otra entrega. |